jueves, 28 de enero de 2010

JULIO RAMIREZ, al estilo de MONTIEL

Julio Ramírez es un acordeonista de mi pago libreño, cultor del estilo inconfundible del Maestro Ernesto Montiel.
Desde muy chico se inició interpretando el acordeón, animando bailes de la zona y asistiendo a festivales como el de Santo Tomé donde ha obtenido premios integrando conjuntos regionales.
Desde la década del 60 en que adquiere un acordeón de mayor porte, profundiza y acentúa su inclinación por el estilo del Señor del Acordeón.
Integró el Cuarteto Bella Vista dirigido por Ricardo Scófano y que completaban Jorge Nelson, José Cristaldo.
Esta agrupación dejó impreso un LP en el sello Parnaso.
Luego conforma el Cuarteto Uruguay Costa junto a Rafael Humere, Jorge Nelson y José Cristaldo.
Más tarde llegó el tiempo del Trío Lomas Valentinas junto a Roberto Quirós y Pedro Acuña. Siempre en el estilo Montielero.
No posee una grabación con su propio nombre, aunque ha participado en ediciones discográficas, por ejemplo, de Radio Imbaha nativa de Río Grande Do Sul (Brasil) donde deja grabado un tema de su autoría (compartida con el Negro Quirós) DE CARONA AO RIO GRANDE. Y Acompaña en el mismo LP al Gaúcho Carreteiro.
Luego contamos con algunas grabaciones caseras, enchamigadas como decimos los correntinos, donde es acompañado por amigos guitarreros como el negro Roberto Quirós, el Bohemio Cantor Alberto Ojeda, Celestino Cardozo, Jorge Nelson y otros donde humildemente me incluyo.
A fines del año 2009, un trabajo auspiciado por la Municipalidad de Paso de los Libres, aún en edición, lo convoca para dejar dos obras; una de su autoría en tiempo de valseado y el chamamé canción CONTIGO NO HAY SOLEDAD, de quien suscribe.

El pasado 6 de diciembre de 2009, al cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Don Ernesto Montiel, es invitado a actuar en su homenaje.
De ahí surgen estos temas musicales que pongo a consideración de mis amigos chamameceros.
En esta ocasión, Julio Ramírez forma un trío, con la guitarra de Pedro Meza, un cantor de los pagos mercedeños y el bajo de Pepi Vignolles, quien a su vez cuenta con estudio de grabación.
Allí, se reunieron para ensayar un repertorio para esa noche de homenaje a Montiel, y ello fue propicio para registrar esos ensayos que aquí compartimos.
Temas del maestro Ernesto Montiel.
En la voz y la guitarra PEDRO MEZA, Pepi Vignolles en Bajo y JULIO RAMIREZ con su acordeón montielera.
Espero les gusté, estoy seguro que así será….


JULIO RAMIREZ - AL ESTILO DE MONTIEL

01 – SALUDO MUSICAL - GENERAL MADARIADA
Polca de Isaco Abitbol y Ernesto Montiel
02 – LA RETOZONA
Chamamé de Ernesto Montiel y Angel Guardia
03 – AMOR JURASTE
Chamamé de Ernesto Montiel y Raúl Camacho
04 – FELICIANO ORILLA
Chamamé de Ernesto Montiel y Ambrosio Miño
05 – UCHA SOSA
Chamamé de Ernesto Montiel
06 – QUE DIVINA ERES
Rasguido Doble de Ernesto Montiel y Santiago Adamini
07 - LA EMPACADA
Chamamé de Ernesto Montiel
08 – MI CIUDAD
Valseado de Ernesto Montiel
09 – EL TERO
Polca de Ernesto Montiel y Blas Martínez Riera
10 – LLANTO DEL SAUCEDAL
Chamamé de Ernesto Montiel y Figueroa
11 – PICHICA GÓMEZ
Chamamé de Ernesto Montiel
12 – ANGELICA
Chamamé de Ernesto Montiel y Mauricio Cardozo Ocampo
13 – LA LONGEADA
Chamamé de Ernesto Montiel y Pedro Sánchez
14 – LA RATONERA
Chamamé de Ernesto Montiel


Julio Ramírez - Al estilo de MONTIEL.rar Tamaño: 29.13 MB
Aquí va la "yapita", el tema grabado en el disco aún no editado por el municipio local, CONTIGO NO HAY SOLEDAD, obra que me pertenece y del cual ya he explicado en otra entrada de este blog.

domingo, 17 de enero de 2010

Francisco "Pancho" Casís - 14º Aniversario de su partida

Hoy se cumplen 14 años de la desaparición física del bandoneonista FRANCISCO "PANCHO" CASIS, aquel virtuoso instrumentista que supo imprimir en el legendario CUARTETO SANTA ANA de Don ERNESTO MONTIEL un sonido diferente según las propias palabras del SEÑOR DEL ACORDEÓN.
A modo de Homenaje, en nuestro blog trancribimos la nota del gran historiador saladeño EMILIO NOYA, asiduo concurrente a los festivales CUANDO EL PAGO SE HACE CANTO y colaborador permanente de la revista del festival.
Además, pongo a consideración de la gran colonia chamamecera, de una grabación, creo la última, de don pancho, con producción propia, una modalidad muy en boga en los últimos tiempos.
FC Producciones, Francisco Casis, hizo realidad esta producción que aquí comparto con ustedes.


DIJO EMILIO NOYA
Bandoneonista entrerriano de sobresalientes aptitudes e inspirado creador de temas populares. Francisco “Pancho” Casís nació el 29 de enero de 1922 en la ciudad de La Paz, Entre Ríos. Aprendió a ejecutar el instrumento a la temprana edad de 13 años con Salustiano Piedrabuena. Dos años más tarde, inicia su carrera musical como integrante de un sexteto típico en el cine “Italo” de su lugar natal. Alentado por las promisorias posibilidades viaja hacia Buenos Aires en el año 1946, desempeñándose en la primera fila de bandoneones “tangueros” en cafetines, pistas bailables y cabarets de la época. Actuando con un orquesta en el “Salón Bompland” (Bompland y Paraguay), solicita al acordeonista curuzucuateño Ramón Estigarribia (“El Yaguareté”) para ejecutar con sus músicos acompañantes el chamamé “Hermenegildo Pérez”, compuesto tiempo atrás dedicado a instancia de su primo José a un ser imaginario, en un comité partidario del conservadorismo “por ser bien folklórico…”.
Su ejecución basada en el manejo de la mano izquierda para hacer las variaciones, causa inmejorable impresión al intérprete, quien lo incorpora de inmediato a su grupo “Azul y Blanco”, que completan los guitarristas Britez y Medina, permaneciendo dos temporadas en el sitio danzante. Desvinculado de aquél, continúa con los “violeros” en el Balneario de Quilmes, donde secundan a la cancionista Leonila Esquivel bajo el rótulo de “Conjunto Ituzaingó”, con presentaciones y glosas del bonaerense Leopoldo “Polito” Castillo. En esa época se vincula con Luis Mendoza con el cual integran una exitosa dupla autoral. Fruto de esa unión pueden mencionarse numerosos temas, entre ellos el vals criollo “El beso aquel”, cuyas 1ra. y 2da. partes suscribe solo, mientras que al “bis”, lo confía al bellavistense, componiendo la melodía tarareando.
También estuvo con Francisco Acebal y el conjunto “Los Troveros Guaraníes”, cumpliendo exitoso ciclo con la cancionista Betty Avalos en la emisora LR3 Radio “Belgrano”. Su nombradía fue ganando posiciones en el concierto del cancionero correntino y durante una reunión de camaradería en la imprenta donde se redactaban las revistas “Iverá”, “El recluta” y “El payé” en la barriada boquense, Casís sorprende gratamente a Ernesto Montiel por sus dotes de excepcional bandoneonista, incorporándolo al “Cuarteto Santa Ana”, cuyas formaciones lo verán pasar con señalado suceso durante ocho temporadas. Cuando Pedro de Ciervi se aleja por un entredicho con el director, ingresa Julio Luján por recomendación de don “Pancho” Casís. Más tarde sucedería algo similar cuando lo lleva a Roberto Galarza, poniendo así en relieve, su generosidad. Creador sin pautas, compuso los chamamés “Amor ingrato”, “Tagüé rapé”, “Morenita correntina”, “Isla Iberá”, “El camalote”, entre otros.
Su bandoneón compañero dio la nota final el 17 de enero de 1996 a la edad de 73 años, en la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires).

POR EL REGRESO
Así se titula este material.

01- CONTRAPUNTO (Polca) Francisco Casis
02- SOLAMENTE CON MIRARTE (Chamamé) Alfredo Alonso
03- RANCHERA DE LOS RECUERDOS (Ranchera) P. Martinez
04- RECUERDO DEL PAGO (Chamamé) L. Olivari
05- TAGUE RAPÉ (Chamamé) F. Casís y Luis Mendoza
06- TUS BELLOS RECUERDOS (Rasguido Doble) Esteban Rivero y Luis Casafuz
07- LT 40 (Chamamé) Francisco Casis
08- UN SONIDO DE RECUERDO (Chamamé) Margarita Rosa Martínez y Esteban Rivero
09- EL BESO AQUEL (Vals) F. Casis y L Mendoza
10- POR EL REGRESO (Chamamé) F Casis y Linares Cardozo
11- PARA PANCHO (Chamamé) Esteban Rivero y Luis A. Casafuz
12- NEGRO MANGE (Chamamé) Francisco Casis
Bandoneón de Don Francisco Casis
Las guitarras de Alfredo Alonso, Luis Alberto Casafuz y Esteban Rivero
Voces: Margarita Rosa Martinez y Oscar Ojeda
En el bajo un hijo de don Pancho, Elías Casís


Destacamos en este material la obra NEGRO MANGE dedicado a su sobrino, quien hoy tiene la inmensa responsabilidad e inmenso honor a la vez, de perpetuar en la memoria colectiva de los chamameceros, la figura de Don Pancho, tarea noble que además se suma a la realización del magnífico Festival Cuando El Pago se Hace Canto.
Que lo disfruten!!!!

Link de descarga: http://www.zshare.net/download/71327423b594e005/

jueves, 14 de enero de 2010

EDUARDO MIÑO - LLEVO TU NOMBRE EN MI BOCA

Aquí les dejo este material del Triunfador Mercedeño, Don Eduardo Miño. Llegó alguna vez a mis manosa través del Bohemio Cantor don Alberto Ojeda.

Eduardo Miño, nacido en Mercedes Corrientes, un 13 de Octubre del año 1940 y fallece en su ciudad natal el 1º de abril de 1997.


Su Carrera artística lo tuvo integrando las filas de varios destacados de la música correntina, por nombrar los mas importantes, la Embajada Cartelera Correntina de Polito Castillo, el conjunto de las Hermanas Vera, el conjunto de Los Hermanos Cena y finalmente con su propio nombre por donde pasaron destacadas voces y guitarras, también bandoneónes. Nacido en el seno de una familia de profunda raigambre chamamecera, sus padres Mauricia López de Miño y Eulogio Miño fueron músicos, lo mismo su hermano Marianito Miño.


LLEVO TU NOMBRE EN MI BOCA
Sello Music Hall - 1976

1º) EL MENSAJE DE MI TIERRA – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-PIRCA ROJAS)
2º) PALMA SOLA – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-ENRIQUE CENA)
3º) UN AÑO MAS LEJOS DE TI – CHAMAMÉ (GERVASIO CARDOZO-ROBERTO GALARZA)
4º) HIJO DE MALABRIGO – CHAMAMÉ (GERVASIO CARDOZO-JUAN E LOPEZ)
5º) TU AMOR DE FUEGO – CHAMAMÉ (CARLOS MAZZARO)
6º) PARAJE SANTA JUANA – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-PEDRO SERRANO)
7º) PARAJE LA NENA – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-RAÚL N OLIVERA)
8º) LLEVO TU NOMBRE EN MI BOCA – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-LUIS R ARMESTO)
9º) BARRIO TORO CUÁ – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO)
10º) NO QUIERO AMARRAS – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-JOSÉ CEJAS)
11º) CAMBÁ RAÚL – CHAMAMÉ (EDUARDO MIÑO-MARIANITO MIÑO)
12º) MI GUITARRA TE NOMBRA – CHAMAMÉ (CEFERINO MARTINEZ-LUIS R. ARMESTO)
CANTA DÚO MARTINEZ-CARDOZO

lunes, 11 de enero de 2010

MURIO HECTOR BALLARIO

Nació un 27 de enero de 1940 en María Eugenia, departamento de San Cristóbal, provincia de Santa Fe.
De niño fue un respetuoso de las cadencias del litoral y gran admirador de un “gigante” : Don Ernesto Montiel, de quien siguió la escuela interpretativa, de un purismo y galanura que enaltece el folklore litoraleño. También desde joven ya había formado su agrupación infantil y era reconocido por su talento.
La vida y los vientos lo llevaron a radicarse en San Justo donde desarrollo mayoritariamente su intensa actividad creativa que fructificó en ocho obras musicales.
El espíritu sensible de Héctor Ballario ha hecho de él un excelente músico, de una estupenda digitación en la ejecución del instrumento madre del arte nativo de Corrientes: El acordeón.
A sus manos virtuosos, unidas para el arte musical, se suma su corazón eternamente enamorado de las bellezas y del ser hombre-región o región-hombre. Ballario es sin dudas uno de los más grandes creadores que ha dado la provincia de Santa Fe en las lides chamameceras, en él se percibe una gran muestra de autenticidad, de ternura, llena de emotivas serenidades y así cada una de las interpretaciones de este músico santafecino, tiene el colorido inconfundible de los talentosos pues es un verdadero pintor del litoral.
En la polca correntina, en el valseado, el rasguido doble Héctor Ballario vuelca intensamente, con gran despliegue de emoción y fuerza espiritual todo el bagaje que adorna su musa creadora, para enaltecer el folklore del litoral. Tiene gracia, pureza y gallardía y en cada Chamamé hallamos la nota de emotividad y belleza para bien de nuestro arte nativo.
Las palabras de Visconti Vallejos en su libro Florilegio del Cantar Guaraní, lo definen con esta frase que antecede a la biografía: “Todo el dejo de la música del Litoral, en este singular acordeonista: Virtuoso y Bordador de purísimas melodías del folklore regional”.
Su entrañable amigo Julio Ramón Ruiz, de Santa Fe, conductor por casi dos décadas del programa chamamecero “Para mi tierra y su gente” es difusor de la obra destacadísima de este artista, que a su vez es padrino del programa, por lo que ha organizado en diferentes ocasiones las distintas presentaciones de sus nuevos discos, y en su propio hogar hay un salón donde una placa indica a quien fue dedicado: Hector Ballario, lugar donde con la presencia de muchísima gente, difusores, programas de TV como el Fogón Chamamacero de Reconquista , más de 300 invitados y un asado con cuero como para demostrar a todos que Santa Fe es la cuna de la mejor carne argentina, ha homenajeado a este grande la música chamamecera nacido en tierras santafecinas.
Falleció hoy, 11 de enero de 2010 en San Justo Provincia de Santa Fe.
DISCO
01. La picaza patas blancas.
02. Mi prenda amada.
03. Caña pirú.
04. A mis cachorros.
05. Desde el alma.
06. Ah...mi Corrientes.
07. La gomera.
08. Clase 40.
09. Estancia San Blas.
10. Probando el fierro.
11. Caraí Valentín.
12. Villanueva.
13. Regresando a la querencia.
14. Fiel muchachita.
15. Aquel nuestro adiós.
16. Nubes eternas.
(Gentileza: Nostalgias de Mi litoral)

miércoles, 6 de enero de 2010

6 de enero Fiesta de San Baltazar

Génesis de la fiesta
Esta fiesta es una función en homenaje a Baltazar, santo rey del candombe, uno de los tres reyes magos de la epifanía cristiana, cuyo festejo en Uruguay se realiza como llamada, el 6 de enero. No se trata de una fiesta religiosa ni nace de la evangelización católica durante el período de la colonia, sino que esta relacionada con las fiestas de los libertos en épocas de la independencia.
En el litoral argentino, con forma de fiesta profana y religiosa, se celebra durante los días 5, 6 y 7 de enero, en las provincias de Corrientes, Chaco, Norte de Santa Fe y Formosa. De igual manera, en Paraguay durante dichas fechas, el espectáculo artístico alcanza las siete horas de duración. Las grandes estrellas de la noche son los bailarines de Kamba Kuá, lugareños y descendientes de los soldados de Artigas, que han sabido mantener con continuidad y durante generaciones los ritmos y las danzas afro americanas en ese país.
En Montevideo, como reminiscencia del antiguo festejo de la ciudad colonial, perdura la tradición. Ya no conserva la estructura católica de la celebración de San Baltazar.
Es una fiesta que consiste en lo que se denomina “Llamada”, con importante convocatoria de tambores; se le denomina “candombe de reyes”, o llamada de San Baltazar.
Los festejos principales se realizan en el Barrio Sur y sus ecos también se escuchan en algunos “barrios del tambor” montevideano y ciudades del interior.

Algo de Historia
Entre 1814 y 1820, Artigas, permanece en territorio de los guaraníes, lo acompañan sus soldados, en gran mayoría de raza negra devotos de San Baltazar; allí se reúnen con sus congéneres y castas de la provincia de Corrientes, a celebrar a su santo y en esa conjunción aportan su forma de honrarlo. Según un censo artiguista, se contaron en aquel momento 2447 personas de color, de las cuales sólo 767 eran esclavos. Los censados provenían de las naciones africanas de Guinea, Congo, Mina, Angola, Benguela y Cabinda. Luego de seis años de gobierno en Corrientes el “protector” es derrotado por las fuerzas de Francisco Ramírez.
En 1820, pide asilo político al dictador del Paraguay, Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, donde permanece hasta su deceso en 1850. Efectivamente, el grupo de soldados que no quiso dejar solo a su jefe en el destierro, se traslada junto a él, afincándose con sus familiares trasladados desde Montevideo. Si bien, en aquellos tiempos, aún no fuera canonizado por la iglesia católica y como la creencia y práctica religiosa es uno de los factores, que mantienen la cohesión y fraternidad, el gobierno no les puso trabas cuando instituyeron como su santo patrono a San Baltazar, cuya imagen fuera traída consigo desde Montevideo. En las crónicas de la época se describe una de las fiestas y se señala la resonancia que esta tenía entre los paraguayos, que la presenciaban con sorpresa primero y regocijo después.
Dice Decoud....”Y en la gran guerra conocida como la de la Triple Alianza (1865-1870), este núcleo de población relativamente numerosa de afro orientales, contribuyó a la formación del famoso batallón paraguayo apodado Nambi-í (oreja chica), conformado por los ex soldados de Artigas y algunos de sus descendientes, por lo que se puede considerar que la guerra, como el comercio, constituyen uno de los activos agentes de transculturación.
Esta fiesta del patrono de los negros, era más atractiva aún por lo novedoso que resultaba para su época; fue la fama y nombradía que adquirió esta función, lo que la hizo cita de los pueblos circunvecinos y hasta de la capital misma. Coincidiendo con este proceso de transculturación, continúa la mestización del negro con el criollo y la raza de color se diluye; paradójicamente, en el litoral argentino paraguayo, esta es en la actualidad una fiesta de “negros sin negros”.
(Por Yábor)

Letra – Camba Cua


Letra y música de Osvaldo Sosa Cordero
Festejan los 6 de enero
su función San Baltasar,
el santo más candombero
que se pueda imaginar.

Por ser la de este santito
la “junción de los cambá”
ya armaron el bailecito
los del “Barrio Camba Cua”

Cambá, cuápe aimé
cambá, cuápe ayú,
y hasta aquí llegué
porque rojhaijhú
con el mbaracá
va mi corazón.¡
Viva la función
de mi Camba Cua!

Debajo de la enramada
se entrevera el pelotón,
lo mismo que novillada
de tropero charabón.
En tanto que ño Falucho
cuida del chipá mbocá;
ña rita omo timbói pucho
mientras bailan los cambá.

Chake ña polí
le van a pisar
la chancleta, sí
…no sabe bailar.
¡Chaque ña Conché!
se le va aflojar
la pollera, de…
tanto corcovear.

lunes, 4 de enero de 2010

Murió Sandro, una leyenda de la música popular


Su cuerpo no resistió una sucesión de operaciones tras el doble trasplante de corazón y pulmones que se le realizó en Mendoza el 20 de noviembre pasado. Con carisma, ritmo y sensualidad, el Gitano se había convertido en una figura central del espectáculo argentino. Tenía 64 años

viernes, 1 de enero de 2010

¡TITO!... FÉNIX DEL CHAMAMÉ

Duante la madrugada del último día del año, el querido amigo TITO, me sorprendió con algo que he querido compartir con los amigos del blog, iniciando con esto, nuestra tarea en el presente año 2010.
Con esta semblanza de Bosquín Ortega, les digo a todos FELIZ AÑO NUEVO, y a TITO, que DIOS BENDIGA ese talento innato, único y aún (como siempre digo) no descubierto del todo.
FELICIDADES!!!!!!!!!



“…entre fuertes fui un soberbio
un rebelde entre caudillo
un cantar entre mujeres
sólo ante Dios fui mendigo”.
FRANKLIN RÚVEDA


La llovizna descendía con su cabellera que traslucía el silencio de los barrios. Corrientes desplegaba una coreografía de relámpagos en la cúpula de la madrugada. El viajero expectante protegía el estuche de su guitarra bajo de su pecho, cubierto, apenas, por una campera de tejido liviano. Absorto en un cruce de esquina, hacía señas a los taxis, que, continuos y completos, dejaban la negativa mecánica de los limpiaparabrisas. La ropa entraba a pesar en los huesos. Guardó los lentes de aumento -montura metálica- en el bolsillo húmedo, la lluvia impedía la visión. No percibió, quizá por eso, al auto que se acercaba, con marcha lenta, al borde de la vereda: -“Subí, te llevamos, escuchó”. Reconoció a un amigo. Se acercó al vehículo y distinguió, a su vez, a otro amigo, junto al conductor. Habían pasado casi dos años sin verse y, tampoco, hablarse.
Ocupó el asiento trasero, a la derecha, detrás de “Gringo”; pero calló, casi todo el trayecto del camino. La música los había unido en la juventud, pero las divergencias habían eclipsado la madurez. De imprevisto, el acompañante que, también, viajaba en silencio, dándose vuelta, le comentó: “Vimos en buenos Aires el estreno de la película sobre la vida de Mozart, llamada “Amadeus” y nos acordamos mucho de vos. Luego, giró la cabeza y le confesó sin pudor: “Tito, vos sos como Mozart”.
El viajero aludido era Ricardo “Tito” Gómez, mientras que el súbito revelador era Julio Cáceres, cofundador de Los de Imaguaré -con Julián Zini, sacerdote y poeta y el mismo Gómez- sentado junto a Joaquín Adán Sheridan, oriundos de Mercedes, criaturas del mítico Paiubre. La telegráfica intuición de Cáceres refería al genio innato, travieso y fluyente del célebre alemán, pero asumía, también, la evidencia comprobada, equivalente a un reconocimiento, de los Salieri nativos que usufructuaron sin miramientos del talento abierto de aquel muchacho miope y enamoradizo, mecánico de motocicletas y rockero confeso que destilaba melodías, a la manera de lúdico aroma, en cualquier parte del pueblo, equidistante de manubrios y diapasones.
Cuenta el propio Paí Julián que llamó a Tito con un mandato de cierta urgencia.
Inmerso en botas de cuero, sobre su montura a cilindros y la viola en ristre, arribó a la sacristía.
El polvo del derrape y la frenada, indicaron al sacerdote la presencia del piloto pelilargo.
De inmediato, le tendió una hoja con un poema, escrito a mano, y le pidió que le pusiera una melodía.
Tito lo leyó y asintió. Acercó, medio sonriente, una silla a la mesa, mientras Zini demoraba un amargo, pleno de espuma y silencio, y comenzó el susurro -mentón apoyado en la curva de la caja- de una melodía madurable. Acaso diez minutos, insumieron musicalizar las dos primeras cuartetas que agradaron al cura-vate rural. Pero sin motivo visible, se levantó “me aguarda un comprador de la moto”, dijo y partió.
El horizonte volvió a ser suyo.
Por varios días, el cura intentó retomar la tarea de concluir el estribillo, ayudado de cinco músicos más, sin resultado alguno. La medida de los versos era demasiado larga y requería un desarrollo melódico no usual. Entonces, resignado, dijo, “acá hay una sola solución: llamarlo a Tito”.
Pero Tito era una flecha suelta al centro del vértigo motorizado; sin embargo, la astucia criolla prevaleció sobre la necesidad.
Envió un emisario con un mensaje directo: “Tengo comprador para tu moto. Julián.
A los cinco minutos, Tito retornó en busca del cura y, por ende, del comprador. “Tengo la dirección”, afirmó el clérigo, “pero antes terminá pué’ la musiquita del estribillo que dejaste inconcluso”. La mentira ingeniosa, logró la consumación de “Niña del ñangapirí”, el primer tema del dueto y clásico de la música argentina.
Ésta anécdota de picaresca de parroquia signó una alianza fecunda en la historia del chamamé. El capítulo artístico es epígono de inspiración popular, con asuntos de estirpe guaraní, mestizados por el linaje americano y la teología cristiana, con lenguaje coloquial y proverbial - contados en glosas largas y cantados en textos densos - que rescata los valores de la dignidad criolla y los arquetipos del imaginario colectivo: una saga del espíritu solidario y justiciero del ancestro correntino, desde una poética que integró la tradición a un tratamiento literario y compositivo de legítimas resonancias modernas.
Ansioso, obsesivo y, como corresponde a un artista genuino, insatisfecho, Tito prosiguió la perfección de su instinto melódico, ya nítido en su estilo, pero que buscaba despojarse de ciertas vestiduras para quedarse con su encarnadura esencial.
El Gringo Sheridan, acudió al latido de su llamado y construyeron “Reencuentro”, una morada sonora cuyo nombre significaba el retorno al credo vital de la correntinidad y a la misión del correntino: ser sujeto de identidad en todo sitio del mundo.
“Soy criollo del Universo”, asevera Francisco Madariaga, desde su Yaguareté Corá.
El virtuosismo sutíl del Gringo y el cimarronismo viríl de Tito, sustanciaron una comunión chamamecera que, comulgando en las liturgias laicas de Cocomarola, Montiel y, sobre todo, Abitbol, lograron una epifanía irrepetible que -ausente Sheridan, fórmula solar- pertenece al orden del misterio.
Ahora, Ricardo Gómez, renaciente y reviviente, Fénix de ceniza erguida en el chamamé, Lázaro por amor al canto, atleta de la esperanza, prosigue con su cruzada de belleza memorial, habitado por el duende de Isaco Abitbol y la musa de Marta de la Cruz Quiles. Veteranamente juvenílico, con más noches que la luna, transfiguró la vigilia de sus angustias seriales en el fuego cauterizador del coraje por vivir y seguir digno: ahora, canta por sus cicatríces.
Testimonio de su inventiva prolífica son sus más de 400 canciones, compartidas con distintos y diversas poetas, grabadas más de la mitad por intérpretes conocidos, difundidas por el continente y el exterior. Admirado por Isaco y Antonio Niz, preferido por tres generaciones sucesivas y citado por ensayistas culturales, ingresó a una aurora renacida de creativa claridad. Su condición de cantautor integral, responsable de música y letra propias, ya generó alrededor de 150 canciones registradas, solamente. Pero el dato más actual en su vigente carrera es su ingreso al tango, en carácter de letrista y compositor, y a la escritura, de manera simultánea, con “De las musas en mi vida”, su autobiografía en formato digital.
El nombre de Ricardo Gómez significa un sello propio en la historia de la música popular correntina. Algunos especialistas opinan que “Niña del ñangapirí” marca un antes y un después en el chamamé. ¿Pero quién es Tito en su intimismo o mismidad? Un infante antiguo, asombrado por la poesía de la circunstancia o la existencia que poetiza en un instante; un místico musical, dispuesto a cumplir su misión, incluida la opción de morir en el intento; una sapiencia silvestre para entender y traducir en palabras y sonidos la maravilla constelada del magno poema de la Creación; un asombro invicto ante el rostro del Hacedor contemplado en sus semejantes, síntesis del amor divino; una inocencia cósmica que recibe al Todo, como un don que se celebra y comparte.
Lo distingue su confianza evidente -no ciega- en las pruebas y signos de su obra, nacida a plena luz del ser, alumbrada criatura de su conciencia.
Respira el compás, aspira la síncopa y expira la cadencia de la naturaleza sinfónica o de la armonía telúrica; la música primigenia que vive en el orbe y habita en el gene, que canta en el Universo, como totalidad, y cifra en los ritmos, como singularidad.
Arriesgo: guerrero luminoso, símbolo del escudo, Ricardo “Tito” Gómez, ejemplo auténtico de artista de raza propia.

A Ladislao, hijo de su segunda aurora.

Bosquín Ortega